Los datos oficiales del paro
registrado han permitido en agosto vislumbrar un rayo de esperanza, unas buenas
noticias que desde el gobierno se han apresurado a vender a los cuatro vientos:
el paro registrado ha descendido en agosto en 31 personas, rompiendo la
tendencia de los últimos años en los que también en este mes estival aumentaba
el desempleo.
De todos es sabido que las
estadísticas son del color que uno quiera. Un servidor también puede aplicar su
criterio personal para interpretar estas cifras oficiales, y ahí va una
reflexión muy sencilla: en el mes de agosto ha descendido el paro registrado en
31 personas, es decir, a una persona diaria, por tanto, y dado que a final de
mes había 4.698.783 personas desempleadas (registradas en el SPEE) a este ritmo el paro habrá desaparecido en 12.600 años. Estupenda noticia, no hay más que
tener un poco de paciencia…
Podemos confiar en que las cifras de
agosto sólo marcan un cambio de tendencia y que el ritmo al que decrece el paro
registrado será mayor a partir de ahora, y no porque las personas pierdan la
ilusión y no se apunten en el Servicio Público de Empleo (algo que también está
ocurriendo), sino porque aumentará el PIB y con él el empleo, pues para
producir más se necesita emplear más recursos.
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Imagen obtenida en Flickr, con algunos derechos reservados |
Insisten todos nuestros gobernantes
en recomendarnos paciencia, y nos aseguran que cuando aumente el PIB se creará
empleo. Esta relación directa no tiene por qué ser cierta siempre (podría
aumentar el PIB por el aumento de la productividad, y no del empleo, por
ejemplo), pero confiemos en nuestros gobernantes y creamos que sí.
Entonces ¿cuánto tiene que aumentar
el PIB para reducir un punto la tasa de desempleo? El cálculo no es sencillo ni
semejante para diferentes países o situaciones, pero parece razonable que la
respuesta sea en torno a un 2 %. La tasa de desempleo actual en España ronda el
27 %: para reducir el desempleo a unas tasas razonables, entre un 3 y un 4 % de
la población activa, el PIB debería crecer entonces un 50
% aproximadamente.
Este escenario, además de altamente improbable, es un escenario de clara
sobreproducción, una situación en la que se está produciendo muy por encima de
las necesidades humanas, acelerando el deterioro medioambiental, esquilmando a
pasos agigantados los recursos del planeta, una situación en la que nuestro
consumismo deberá ser exacerbado para poder “tragar” el inmenso aumento de la
producción, un escenario en que aumentan los conflictos por los recursos (comerciales
y bélicos), la corrupción, el despilfarro, las estrategias agresivas de
empresas y países para hacerse con los mercados… Con un crecimiento del PIB
semejante habríamos solucionado el paro, sí, pero a costa de generar unos
problemas mayores.
Resumiendo, ante las medidas que están
poniendo en práctica nuestros gobernantes, los dos escenarios posibles son:
·
si
las medidas no funcionan, seguiremos teniendo unas tasas de desempleo muy
elevadas à un escenario que no le puede gustar a nadie
· si
las medidas funcionan, habremos creado empleo, sí, pero a costa de generar una
sobreproducción y con ella un montón de problemas añadidos, tan graves o más
que el desempleo à un escenario que tampoco puede gustar a nadie
Así pues, tanto si funcionan como si
no funcionan las recetas que se están aplicando hoy día, el escenario futuro no
es nada halagüeño, de ahí que sea urgente, necesario e imprescindible plantearse
otro modelo de creación de empleo diferente al de hacerlo a través del aumento
en la producción.
Inexorablemente llegaremos a la
creación de empleo a través del reparto del tiempo de trabajo, una opción
factible y rápida con la que eliminar el paro ES POSIBLE trabajando menos.
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